“Embajadores
– Ensubidores”, es un homenaje que Lobsang Durney rinde a través
de su arte a los ascensores de Valparaíso como una forma de llamar
la atención de su existencia a través de los años que
han permitido a miles de personas transitar tanto en subida (ensubidores)
como en bajada (embajadores) por los diferentes cerros de Valparaíso,
como un medio de transporte que es parte de la ciudad y que ha estado integrado
a los otros medios de transporte que permiten a los habitantes de este querido
puerto trasladarse hacia y desde distintos destinos.
Durney nos hace reflexionar respecto de cómo encontrar la fantasía
a través de su pintura surrealista del verdadero valor y significancia
que tiene cada uno de los ascensores que existen en el puerto independiente
que hoy estén funcionando o no lo estén, pues en una época
no muy lejana funcionaban llenando de comodidad y regocijo a todos quienes
los usaban. Nos transporta con su arte a contemplar como el paisaje se vuelve
transitorio en la medida que bajamos o subimos en un ascensor, como somos
capaces de sentirnos parte de este paisaje que cambia dentro de esta caja
mágica que trepa o resbala por cada cerro en el que se encuentran.
Es también un llamado al rescate y al continuo mantenimiento de cada
ascensor.
Es también un mensaje a las autoridades gubernamentales para que dentro
del desarrollo de sus políticas públicas consideren el hacerse
cargo de un medio de transporte que quizás no aporte un beneficio económico
privado y que por lo tanto no exista empresa privada interesada en ello, sino
que meditar y evaluar desde el punto de vista social, como un complemento
a la actividad turística que Valparaíso ha desarrollado en los
últimos años en especial desde que fue declarado Patrimonio
Cultural de la Humanidad, el hacerse cargo definitivamente de su conservación
y funcionamiento.
Cada obra de esta exposición la interpreta como una historia de instantes
visuales inspirada en lo original y fantasioso que brota de la magia de cada
ascensor, una historia traspasada a cada imagen surrealista que le evoca el
ir “en bajada” o al ir “en subida”. Toma el concepto
que utilizó Roberto Matta para transformar a su amigo embajador (de
Chile en Italia el señor José Goñi) en “ensubidor”,
demostrando que es una persona que en vez de ser un gran embajador es un mejor
“ensubidor”, todo esto en un contexto absolutamente surrealista
y de gran amistad.
Ya sea subiendo o bajando como autos colectivos, que más bien parecen
contenedores humanos que reúnen al porteño lugareño de
exportación con el turista importado transitoriamente desde diferentes
ciudades del mundo compartiendo el espacio y el tiempo mágico de cada
viaje, permitiendo que este maravilloso medio de transporte de paronímica
inigualable ofrezca desde cada cerro el espectáculo de una ciudad que
junto a otros encantos haya sido declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad.
Eulogio Rojas Durán.
Gestor Cultural/Curador.